La Creación de Chile

Las batallas definitivas fueron libradas en las alturas andinas y en Ayacucho y Junín, si bien la oficialidad pertenecía a los cuadros de Bolívar, los combatientes provenían de toda la Sudamérica española y las tropas eran un mosaico de argentinos, bolivianos, colombianos, chilenos, ecuatorianos, peruanos y venezolanos.

La historia de nuestros días desde la Independencia se ha hecho en solitario y en muchas ocasiones mirando a los vecinos como agresores en potencia.

Chile aparece con una psicología distinta que, a veces, llega al triunfalismo de hoy (2012) y han surgido expresiones como “Chile es una buena casa en un mal barrio (América Latina)”.

Posiblemente el libro más representativo de este enfoque sea “Las venas abiertas de América Latina” del uruguayo Eduardo Galeano.

En el caso de Bolivia y Perú el culpable es Chile.

Podría ser Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia para los españoles, o el capitalismo, el imperialismo o el comunismo, la CIA, etc.

La única posibilidad de orden, estabilidad y de salir de la pobreza radicaba en separar a Chile de la dependencia de su anárquicos vecinos y crear un Estado más pequeño llamado Chile.

Cuando terminaron las luchas por la Independencia más de uno profetizó que Chile sería o campo de batalla o sometido a la pugna de influencias de los Virreinatos del Perú y del Plata.

Durante la Colonia, la Capitanía General de Chile era un espacio pobre, alejado y sometido a la permanente amenaza del indio bravo, de los terremotos y de los piratas.

No se nos aplicó la amarga frase de Porfirio Díaz: “Pobre México tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.