Bohumil Hrabal

Mi gato Autícko

En su casa de Kersko, cerca de Praga, Hrabal se recluye para escribir y cuidar de sus gatos, entre los cuales su favorito es Autícko. Los gatos marcan el ritmo cotidiano con sus juegos, su deseo de retozar, el horario de sus comidas. Y Hrabal se entrega a ellos con una ternura excepcional. Pero cuando los gatos empiezan a reproducirse en exceso, el autor ya no tiene tiempo para trabajar ni para dormir. Se ve obligado entonces a tomar medidas para preservar un equilibrio en la colonia, y es cuando sufre y se odia a sí mismo, pues sabe que a pesar de su amor por estos gatitos debe matar a una parte para poder seguir cuidando del resto. Atormentado, sólo consigue redimir su culpabilidad tras un accidente de coche del que milagrosamente escapa con vida. Hrabal, en una entrevista, dijo sobre esta balada gatuna: «No soy indulgente cuando se trata de profundizar en el sentimiento de culpa. De hecho, cuando en el mundo ocurre algo terrible siento como si lo hubiera hecho yo o me lo hubieran hecho a mí. (…) Puedo ver cómo la gente dispara (…), la guerra, los inocentes, y todos soy yo. E incluso el gato, el gato muerto, soy yo. Cuando veo a un perro atropellado en alguna parte, también soy yo. Es una compasión profunda la que me despierta todo ser vivo».
88 afgedrukte pagina’s
Oorspronkelijke uitgave
2016
Jaar van uitgave
2016
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Impressies

  • Tess Pedrodeelde een impressievorig jaar
    👍De moeite van het lezen waard
    💀Eng
    🔮Verborgen diepten
    💡Heel leerzaam
    🚀Verslavend

    Abstenganse los animalistas.

  • Roman Santanadeelde een impressie7 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard

    Sin dudas Hrabal es un excelente escritor. Este es el tercer libro que leo de él y no será el último. Un libro muy recomendable.

  • Isabel Jazmín Angelesdeelde een impressie7 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard
    🎯De moeite waard
    💧Tranentrekkend

Citaten

  • Claudia Ferrerciteerde uit9 maanden geleden
    tenía mucha prisa porque lo que quería hacer era dedicarme a los gatos que, a pesar de que descansaban con los ojos cerrados, me observaban con el rabillo del ojo mientras saboreaban el rumor de la máquina de escribir;
  • Claudia Ferrerciteerde uit9 maanden geleden
    ¿Cómo había podido abandonar a aquellos animalillos tan conmovedores en una tarde húmeda y fría?
  • Claudia Ferrerciteerde uit9 maanden geleden
    los pelos de los gatos me sanaban de la resaca y de la melancolía.

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