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José María Arguedas

Yawar fiesta

  • izquierdohernandez14341citeerde uit3 maanden geleden
    José María Arguedas Altamirano (Andahuaylas, Perú, 18 de enero de 1911-Lima, 2 de diciembre de 1969)
  • Cecilia Morenociteerde uit6 maanden geleden
    En las faldas del cerro, casi sin calles, entre chacras de cebada, con grandes corrales y patios donde se levantan yaretas y molles frondosos, las casas de los comuneros, los ayllus
  • Cecilia Morenociteerde uit6 maanden geleden
    Bolívar, donde viven los vecinos principales, y allí los techos son blancos, de calamina.
  • Cecilia Morenociteerde uit6 maanden geleden
    Y por qué llamar indigenista a la literatura que nos muestra el alterado y brumoso rostro de nuestro pueblo y nuestro propio rostro, así atormentado? Bien se ve que no se trata solo del indio. Pero los clasificadores de la literatura y del arte caen frecuentemente en imperfectas y desorientadoras conclusiones
  • Cecilia Morenociteerde uit6 maanden geleden
    Cinco años luché por desgarrar los quechuismos y convertir al castellano literario en el instrumento único
  • Cecilia Morenociteerde uit6 maanden geleden
    o había escrito ya «Warmakuyay», el último cuento de Agua. El castellano era dócil y propio para expresar los íntimos trances, los míos; la historia de mí mismo, mi romance. He ahí la historia del primer amor de un mestizo serrano, de un mestizo del tipo culturalmente más avanzado. Amor por una india, frustrado, imposible, del más triste y aciago final.
  • Cecilia Morenociteerde uit6 maanden geleden
    Ésa es la dura, la difícil cuestión. La universalidad de este raro equilibrio de contenido y forma, equilibrio alcanzado tras intensas noches de increíble trabajo, es cosa que vendrá en función de la perfección humana lograda en el transcurso de tan extraño esfuerzo
  • Cecilia Morenociteerde uit6 maanden geleden
    Pero quien se tome el trabajo de leer Yawar fiesta y conozca a don Julián Arangüena y al sargento de la Guardia Civil q
  • Sophieciteerde uit6 maanden geleden
    Pero los mak’tillos sufrían más; lloraban como en las noches oscuras, cuando se despertaban solos en la chuklla; como para morirse lloraban; y desde entonces, el odio a los principales crecía en sus corazones, como aumenta la sangre, como crecen los huesos.
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