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Angela Davis

Democracia de la abolición

Durante las últimas décadas, el trabajo intelectual y la actividad política de Angela Davis se han centrado en lo que ella denomina el «abolicionismo de la prisión». Este comprende una triple abolición: la abolición de la pena de muerte; la abolición del complejo industrial-penitenciario, que debe también incluir la abolición de sus componentes militares, como la tortura y el terror, y la abolición de todos los rastros y herencias de la esclavitud que han sido mantenidos y renovados por la pena capital y el sistema de prisiones en Estados Unidos, en especial con la implantación de las prisiones de máxima seguridad.

La investigación histórica y sociológica emprendida por Davis muestra que la abolición de la esclavitud y de su legado permanecerá inacabada mientras el castigo racial siga siendo una condición definidora del espacio público. Su riguroso análisis explica cómo la raza, el género y la clase han pasado a integrar una tecnología política de los cuerpos. El sistema carcelario se convierte, de este modo, en un dispositivo biopolítico que naturaliza la democracia racial vigente en Estados Unidos.

En la extensa conversación con Eduardo Mendieta incluida también en este libro, Davis pasa revista a su formación filosófica, su compromiso político, su propio encarcelamiento y la posterior campaña en favor de su liberación. Evoca además las principales figuras del pensamiento político afroamericano (como Frederick Douglass y W. E. B. DuBois) que han influido en ella y comenta las revelaciones sobre las torturas en Abu Ghraib y los campos de detención en Guantánamo.
287 afgedrukte pagina’s
Auteursrechteigenaar
Bookwire
Oorspronkelijke uitgave
2023
Jaar van uitgave
2023
Uitgeverij
Trotta
Vertaler
Irene Fortea
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Citaten

  • Daniela Castillociteerde uit7 maanden geleden
    Por supuesto que es fundamental oponerse con firmeza a la tortura, en tanto técnica de control que se opone a los ideales y las promesas de democracia de Estados Unidos, pero cuando esta misma democracia se convierte en el barómetro gracias al cual juzgar cualquier conducta política, no es difícil hacer pasar actos específicos de tortura por conductas tolerables, conductas que no violan necesariamente la integridad moral de la comunidad.
  • Daniela Castillociteerde uit7 maanden geleden
    Los debates públicos en torno a la tortura se han visto limitados por la idea generalizada de que la democracia es un régimen político esencialmente norteamericano y que cualquier estrategia diseñada para proteger o defender esta versión americana de la democracia es, por tanto, legítima. Un problema añadido es que dicha versión de la democracia se está convirtiendo en sinónimo del capitalismo, y el capitalismo se ha venido caracterizando por su capacidad de extenderse por todo el mundo. Son estas ideas las que han estructurado los debates en torno a la tortura y las que han permitido que, mientras se cuestionaba su moralidad, se aceptara la idea de que algunas formas de violencia son permisibles y necesarias de cara a preservar la democracia americana, tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
  • Daniela Castillociteerde uit7 maanden geleden
    Este modelo facilitaba un régimen concebido para reintegrar a las mujeres criminalizadas en la vida doméstica y en sus modelos de esposa y madre. Sin embargo, no reconocieron los cimientos de clase y raza sobre los que dicho régimen se sostiene. La formación, en su superficie, estaba orientada a producir buenas mujeres y madres, orientando de hecho a las mujeres pobres (especialmente, mujeres negras) a trabajos de servicio doméstico en el «mundo libre». En vez de esposas y madres hogareñas cualificadas, muchas presas, al ser puestas en libertad, se convertirían en criadas, cocineras y limpiadoras para mujeres ricas.

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