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Michelle Marly

Mademoiselle Coco

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  • Nora de la Cruzciteerde uit5 jaar geleden
    Una mujer sin perfume es una mujer sin futuro.

    Coco Chanel
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    Gabrielle apenas escuchaba, los nombres zumbaban en su cabeza como abejas alrededor de la reina. El recuerdo del dolor y de la sangre estaba mucho más presente. El padre de la criatura era Étienne Balsan y ella no dudó un solo instante en buscar a alguien que practicara abortos clandestinos. No quería imponer a nadie su mismo destino de bastarda, la mácula de un nacimiento ilegítimo pesaba demasiado. La asaltaron las lágrimas.
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    Me gustaría seguir contigo, Coco, y no tener que dejarte nunca por otra.
    «Entonces, ¿por qué lo haces?», pensó Gabrielle, pero continuó en silencio.
    —La vida separa a los amantes —reflexionó Dimitri. Se aferró a ella como si fuera el anclaje que necesitaba para no desmoronarse—. Ninguna discusión podría separarnos, ¿verdad?
    —Supongo que no —murmuró Gabrielle.
    —Al contrario que las normas de la dinastía Románov —prosiguió como si ella no hubiese dicho nada—. No puedo rebelarme contra ellas y casarme contigo. —Dio la impresión de que hablaba consigo mismo.
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    os dos guardaron silencio. Sin embargo, en esa ocasión no los unió la complicidad de costumbre.
    Gabrielle notó que la armonía entre los dos se quebraba. Los añicos de esa felicidad silenciosa rota le partieron el corazón y agradeció tener un cigarrillo en la mano
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    —En el Hermitage, la parte del Palacio de Invierno que se transformó en museo en la época de mi bisabuelo, se expone un retrato de la zarina Maria Alexándrovna luciendo estas perlas. Ojalá pudiera enseñártelo.
    Gabrielle levantó la mano en silencio y le estrechó los dedos. Se los acercó a los labios y se los besó, uno a uno. Ese gesto decía mucho más que cualquier palabra.
    —Conservo esa imagen de mi abuela en el corazón —dijo Dimitri, levantó a Gabrielle de la silla y la tomó en sus brazos—. Igual que jamás olvidaré tu imagen esta mañana.
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    : Son las joyas de la corona rusa, ¿verdad?
    —¡Ah, es eso! —exclamó Dimitri con voz de alivio, aunque también sonrió con amargura—. No te preocupes, los bolcheviques nos robaron tantas cosas que nuestra pérdida no dependerá de este collar. Además, pertenecían a la zarina. Amaba estas perlas y sería terrible que acabaran en el cuello de la amante de un comisario comunista o en manos de un prestamista despreciable. Mi abuela era una mujer especial y… —hizo una breve pausa y luego, con voz suave, prosiguió—: Por eso sus perlas tienen que pertenecer de nuevo a una mujer especial.
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    —Ahora no puedo estar sola —le dijo a Dimitri—. No después de pasar tantas semanas contigo. ¿Te quedarás conmigo esta noche?
    —Esta noche y todos los días que quieras.
    Gabrielle asintió con cara seria. La voz de Dimitri había sonado maravillosa, verdaderamente solemne; sin embargo, una sombra se cernió sobre ella.
    Y no desapareció ni siquiera cuando él la abrazó más tarde.
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    —Una idea inteligente. Eres una gran mujer de negocios, Coco. Por cierto, ¿no querías contarme por qué te llamas Coco? Todavía espero.
    ¿Se interesaba realmente por los detalles de su vida, a pesar de lo que le había contado? Dimitri mostraba una alegría tan refrescante que Gabrielle quiso creerlo de todo corazón. Era hora de expulsar al diablillo.
    —Te lo contaré en Moulins. Allí empezó la historia.
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    Creo que no voy a usar ese nombre para mi perfume —Gabrielle pronunció las palabras sin ser consciente de lo que decía. Pensativa, añadió—: Me gustaría llamarlo Número Cinco. El número de la muestra es un buen presagio. Voy a presentar mi nueva colección el día cinco del mes cinco. Por lo tanto, el cinco combina de maravilla con el perfume de mi casa de modas.
    No le dijo qué otras cosas significaba el cinco. «El número de Venus», pensó automáticamente, recordando las largas horas de espera delante del confesionario. En aquel instante no evocó el significado simbólico que le daban los cistercienses ni las imágenes de los mosaicos en las paredes y el suelo que siempre contaba. En ese momento tan importante solo pensó que el cinco era el número místico del amor, la combinación inseparable del tres masculino y el dos femenino.
  • LVciteerde uit5 jaar geleden
    Ten cuidado con lo que haces. —Gabrielle le devolvió la sonrisa y añadió en broma—: Soy católica. Para mí, un beso en este espacio podría ser una promesa.
    Dimitri titubeó largamente.
    —Lo sé —replicó al final con voz seria—. En eso la Iglesia ortodoxa rusa no se diferencia de la católica romana.
    La mirada de Gabrielle se hundió un delicioso momento en los ojos verdemar de Dimitri y pensó que quizá algún día podrían vivir como matrimonio. Un verdadero príncipe. El sueño de cualquier niña. A pesar de ser una mujer independiente y de sus grandes éxitos como diseñadora de moda, en el fondo de su alma Gabrielle nunca quiso ser solo la «concubina» de nadie, como ella misma decía, sino también la esposa. El deseo de una vida burguesa no se le quitaba de la cabeza.
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