Phillip Lopate

quizá necesitemos abandonar una argumentación original o bien hilada en pos de una digresión fructífera o de una ambivalencia contradictoria.

Para mí, la gran aventura de leer no ficción es seguir, como yo digo, a una mente verdaderamente interesante e impredecible en su lucha por enredarse y desenredarse en un problema espinoso, o tal vez frívolo pero que se vuelve complejo al tropezar con una cabeza sofisticada.

Yo diría que curiosidad. Tal vez parezca más tibia que la obsesión o que la pasión, pero a largo plazo es mucho más fiable. Sigues un hilo de curiosidad y no tardas en tener una digresión interesante, un capítulo entero, el proyecto de un libro, un libro.

Esa fórmula, es decir, documentación impulsada por la curiosidad más una voz personal, es uno de los métodos más prevalentes en la no ficción de éxito de hoy

La literatura más moderna, de Dostoievski a Faulkner y a Jim Thompson, ha apuntalado el territorio de lo irracional vía narradores locos, retrasados, psicóticos o con cualquier otro trastorno. Tradicionalmente, la no ficción autobiográfica anima al lector a pensar que, por muchos defectos que tenga, el narrador es de fiar y se esfuerza sinceramente por ponerse a su nivel.

no desdeñemos el mandato clásico del autor de no ficción: dale sentido al mundo, cuéntalo en términos lúcidos, racionales.

Quizá nunca lleguemos a estar en posesión de la verdad, pero al menos, como autores de no ficción, podamos ser todo lo sinceros que nuestro coraje nos permita. Sinceros con el mundo de hechos que nos rodea, sinceros para decir lo que de verdad sentimos y hemos hecho y, en el fondo, sinceros con nuestras dudas y confusiones.

El arte de la construcción de personajes se reduce a levantar un entramado de hábitos y acciones y a introducir variaciones

Si te da tanto miedo examinar tus defectos que todo cuanto puedes hacer es farfullar a la defensiva cuando te sientes atacado, no creo que llegues muy lejos en la escritura de ensayos personales.

La cuestión es empezar a inventariarse, para así poder presentarse al lector como personaje legible y concreto.