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Jennifer Johansson

Insomnia

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Sus ojos le salvaron la vida. Sus sueños liberaron su lado oscuro. Después de cuatro años sin poder dormir, el estudiante y deportista Parker Chipp ya no puede soportar mucho más. Cada noche, en lugar de descansar, entra a los sueños de la última persona con quien hizo contacto visual, y nunca tiene paz. Si no logra dormir pronto, morirá. Aunque es posible que antes actúe como un desquiciado y hasta cometa algún asesinato…Hasta que conoce a Mia. Sus sueños, serenos y de una simplicidad bella, le permiten un descanso que le resulta absolutamente adictivo. Pero lo que empieza como un encuentro casual se convierte en una obsesión; el deseo furioso de Parker de conseguir lo que necesita lo lleva a extremos a los que nunca pensó llegar.  Y cuando alguien empieza a aterrorizar a Mia con unas perversas amenazas de muerte, los lapsos que se borran de su mente  lo hacen dudar de su propia inocencia.¿Será que la Oscuridad ha triunfado y Parker es el responsable de los crímenes cometidos a su alrededor? Una historia de supervivencia psicológica para valorar el sueño, aunque paradójicamente, no nos dejará dormir en paz…
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317 afgedrukte pagina’s
Oorspronkelijke uitgave
2015
Jaar van uitgave
2015
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Impressies

  • Santiago Hernándezdeelde een impressie9 maanden geleden
    👍De moeite van het lezen waard
    🚀Verslavend

  • panchoburgos1deelde een impressievorig jaar
    👍De moeite van het lezen waard
    🚀Verslavend

  • Nicole Ariana Miranda Rosellodeelde een impressie3 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard

Citaten

  • michelcerpa6citeerde uit8 maanden geleden
    dibujada con palitos, sumamente musculosa. Meneé la cabeza. Así era Finn. Todo su guardarropa estaba lleno de cosas por el estilo.
    –Qué bueno que trajiste mi auto –me pegué una sonrisa en la cara al tiempo que le quitaba las llaves de la mano.
    –¿Acaso tengo la culpa de que mis padres me hayan comprado una porquería de auto que no pasó más de una semana fuera del taller desde que me lo regalaron la primavera pasada? –esbozó una gran sonrisa y las pecas salpicadas en su nariz se destacaron como lunares en una tela a la luz del atardecer.
    –Bueno, claramente yo tampoco tengo la culpa.
    Finn aferró su camiseta sobre el corazón.
    –Lealtad, amigo. ¡Lealtad!
    El sol espió por entre las nubes oscuras que cubrían el cielo, y estiré las manos mientras caminaba hacia el auto, para absorber el calor que se iba retirando. Las hojas aún estaban indecisas: la mitad
  • Santiago Hernándezciteerde uit9 maanden geleden
    Los timbres de alarma en mi cabeza se convirtieron en sirenas y empecé a apartarme, pero ella me rodeó el cuello con los brazos y me lo impidió.

    Con una sola sonrisa, silenció la alarma, y todo terminó. Yo estaba perdido.
  • Santiago Hernándezciteerde uit9 maanden geleden
    Mirarla me hacía entender por qué se había inventado la palabra “bella”. Bonita no era suficiente.

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