Me importa un bledo lo que pienses, pero te diré que tu personalidad es tu propia creación, la de alguien como tú que se niega a valorar a nadie excepto a su madre. Tu crimen es culpa tuya, de nadie más. Pero, si hubiera alguien más a quien culpar, sería tu madre: una mujer frustrada que levantó la mano contra su propio hijo y le destrozó el corazón, pero que tan pronto como vio satisfechos sus deseos, abandonó al niño con una promesa engañosa. En ese egoísmo extremo, tu madre y tú sois idénticos.