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Anne Carson

Economía de lo que no se pierde

Simónides de Ceos fue el primer poeta en aceptar dinero por su trabajo poético. Con base en este hecho Anne Carson elabora su genial exploración sobre la economía en la escritura. Su ensayo ofrece lecturas varias sobre algunos de los poemas más relevantes de Simónides junto a los del rumano, Paul Celan, judío sobreviviente del Holocausto, quien destaca por la renovación de la historia a través de la lengua.

Planteando preguntas como ¿qué se pierde cuando se desperdician palabras? o ¿quién se beneficia cuando las palabras se salvan?, Carson devela el universo de ambos poetas y sus asombrosas coincidencias. Para ella, Simónides y Celan comparten similitudes en sus respectivas visiones del mundo y de la poesía.
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205 afgedrukte pagina’s
Auteursrechteigenaar
Bookwire
Oorspronkelijke uitgave
2020
Jaar van uitgave
2020
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Impressies

  • lectorcitodeelde een impressie2 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard
    🔮Verborgen diepten
    💡Heel leerzaam
    🎯De moeite waard

  • Karen Platadeelde een impressie2 jaar geleden
    👍De moeite van het lezen waard

Citaten

  • Nicté Toxquiciteerde uitvorig jaar
    ¿Qué significa ahorrarse tiempo, un problema, una humillación, saliva o piel para calzado? ¿O palabras? Sus biógrafos relatan que, cuando Paul Celan tenía cuatro años, se le ocurrió crear sus propios cuentos de hadas. Empezó a contar estas nuevas versiones a todos en su casa, hasta que su padre le aconsejó parar. «Si necesitas historias, el Antiguo Testamento está lleno de ellas». Para el padre de Celan, crear nuevas historias era un despilfarro de palabras. Estos sentimientos paternos no son infrecuentes. Mi propio padre era propenso a hacer comentarios escépticos cuando me veía inclinada sobre la mesa de la cocina, cubriendo páginas con letra pequeña
  • David Olivaresciteerde uit4 jaar geleden
    Y ciertamente, en una civilización tan incondicionalmente comprometida con la codicia como la nuestra, nadie cuestiona la sabiduría del ahorro.
  • avraham268citeerde uitvorige maand
    Dediquemos un momento a considerar la vida de los objetos. En una economía de don, como hemos visto, los objetos intercambiados forman una suerte de tejido conectivo entre dador y receptor. El carácter recíproco de esta conexión queda implícito en su terminología reversible: en griego, la palabra xenos puede significar tanto huésped como anfitrión; y xenia, regalos entregados o regalos recibidos. «Considerado como acto de comunicación», dice Pierre Bourdieu, «el don se define por el contra-don que lo consagra y lo dota de su sentido».24 Semejante objeto lleva la historia del dador a la vida del receptor y allí la prolonga. Ya que valoraban esta continuidad, los griegos crearon un admirable símbolo concreto de ésta, empleado como signo de obligación mutua entre amigos, un objeto llamado symbolon (σύμβολον)

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