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Boeken
Virginia Woolf

Orlando

  • María Fernanda Herrera Muñozciteerde uit6 maanden geleden
    Basta mirar por la ventana abejas entre flores, un perro que bosteza, el sol que declina, basta pensar «cuántos soles veré declinar», etc., etc. (el pensamiento es harto conocido para que valga la pena escribirlo),
  • Miguel Guisaciteerde uit2 jaar geleden
    No hay ser humano que no oscile de un sexo a otro, y a menudo sólo los trajes siguen siendo varones o mujeres, mientras que el sexo oculto es lo contrario del que está a la vista. De las complicaciones y confusiones que se derivan, todos tenemos experiencia; pero dejemos el problema general, y limitémonos a su operación en el caso particular de Orlando.
  • Julieta Navarreteciteerde uit2 jaar geleden
    Orlando se paró. ¿Sería un poeta? ¿Estaría escribiendo versos? «Dígame —hubiera querido decir—, todas las cosas del mundo» —porque tenía las ideas más extravagantes, más locas, más absurdas sobre los poetas y la poesía — pero, ¿cómo hablar a un hombre que no le ve a uno, que está viendo sátiros y ogros, que está viendo tal vez el fondo del mar?
  • Sol Ríosciteerde uit3 jaar geleden
    Esas cosas la indujeron a aceptar el nuevo descubrimiento —de la Reina Victoria o de quien fuese— de que a cada hombre y cada mujer le corresponde vitaliciamente otro, que lo mantiene, o que tiene que mantener, hasta que los separe la muerte.
  • Sol Ríosciteerde uit3 jaar geleden
    y así podríamos seguir una media docena de páginas, pero el estilo es aburrido y mejor es dejarlo
  • Sol Ríosciteerde uit3 jaar geleden
    Si nos detenemos, es tan sólo porque el catálogo es cansador, no porque se haya concluido.
  • Sol Ríosciteerde uit3 jaar geleden
    corrigió y rompió; omitió; agregó, conoció el éxtasis, la desesperación
  • Sol Ríosciteerde uit3 jaar geleden
    Al cabo de esperar cuarenta minutos la solución de tales preguntas, y de comprobar que no viene, sigamos con el cuento.
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