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Boeken
Leslie Jamison

Gritar, arder, sofocar las llamas

Una colección de ensayos que combinan memoria, periodismo y crítica, y que abordan temas como la soledad, el anhelo de pertenencia, el compromiso ético del artista, la enfermedad, la maternidad y la escritura.
Esta deslumbrante colección de ensayos aúna la agudeza de una auténtica cronista de época con la profundidad intelectual y emocional de quien sabe narrar también, y sobre todo, lo íntimo. Jamison nos habla de la soledad de la ballena que canta a 52 hercios, una frecuencia que las demás no pueden oír; del viaje de James Agee y Walker Evans por tierras de Alabama en plena Gran Depresión para atrapar la verdad; del universo virtual y paralelo de Second Life; de un singular Museo de las Relaciones Rotas que se abrió en Croacia; de Las Vegas y la belleza de la fealdad; de un niño con pesadillas que, según creen él y su familia, podrían proceder de una vida anterior como piloto en la Segunda Guerra Mundial; de un viaje a las profundidades de Sri Lanka; del negocio de la organización de bodas; de su propio embarazo…
Considerada como la heredera de Joan Didion y Susan Sontag, siempre perspicaz, incisiva y provocativa, la autora demuestra en este nuevo libro, tras sus ensayos dedicados a la empatía y el alcoholismo, que la escritura puede ser una forma de afrontar el dolor ajeno, que no es otro que el propio. Estos textos, que Jamison escribe sin miedo a que los demás iluminen ángulos inesperados y enriquecedores de sí misma, abordan temas como la soledad, la obsesión, el compromiso del artista con su obra o la representación del sufrimiento, y lo hacen con una de las prosas ensayísticas más elocuentes y conmovedoras que pueden leerse hoy en día.
348 afgedrukte pagina’s
Oorspronkelijke uitgave
2024
Jaar van uitgave
2024
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Citaten

  • Jumkociteerde uit3 maanden geleden
    son las cosas: el océano engulle cuerpos humanos y los vuelve inmortales.
  • Jumkociteerde uit3 maanden geleden
    aislamiento nacido de la convicción de que nadie podría llegar a entender su pena.
  • Jumkociteerde uit3 maanden geleden
    familia se negaba a hablar de ello y los psicólogos le decían lo que debía sentir. La ballena, en cambio, nunca le dijo lo que debía sentir, sino que se limitaba a dar forma a lo que ella estaba sintiendo: que vivía en «una longitud de onda distinta a la del resto de los mortales».

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